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El pueblo de FRIAS emerge y renace entre 4 grandes y poderosos "Apús”: Cahingará, Kachiriz, Huaminkas y Puñuño, fieles guardianes y testigos de aquella historia de este pujante pueblo; además son aquellos que desde las entrañas regalan el fruto bendito de la madre naturaleza, son ellos los que día a día observan como su gente humilde, trabajadora, inteligente y de gran trascendencia, se levanta en el devenir de la vida. El alma y el espíritu de un pueblo que por mucho tiempo vivió bajo los rezagos del latifundismo. Este rincón del alto Piura, reñidamente esconde innumerables tradiciones, costumbres, los mitos, creencias y supersticiones y que además son transmitidos en ese lenguaje sencillo y ameno de sus Cuentos y Leyendas, las mismas que alimentan la fuerza y el espíritu de esa gente del campo que cada día al amanecer visiona un nuevo mañana al final de cada jornada de trabajo.

Estimados amigos de Frías, Ayavaca, Piura, el Perú y de todo el mundo, aquí encontraras las más fantásticas historias y narraciones de un pueblo milenario e histórico, aquel que el tiempos inmemorables fueron llamados "Huaminkas", gente poderosa, amante al arte y a la lucha y que también fue noble y solidario como los trabajadores "Chincharas". Aquí trasmito a través de la literatura el alma de aquel pueblo que constantemente lucha por seguir adelante.



Frías : Paraiso del Alto Piura y Cuna del Idolillo de Oro

Frías : Paraiso del Alto Piura y Cuna del Idolillo de Oro
El Pueblo de Frías, Bajo los Encantos de La Bella Durmiente - Piura - Perú

sábado, 9 de enero de 2010

Los adagios del mítico Chupicarume


Cuentan los mayores que hace muchos años atrás vivía un señor llamado Pedro Quiterio, a quien le contaron esta fantástica historia .Hace mucho tiempo hubo un singular personaje que respondía al nombre de Natividad Retete Quispe, quién se asentó con su familia en un sitio denominado Japaz, lugar ubicado a un costado del camino por donde se pasaba a la comunidad de Parihuanás. La gente no sabía de donde procedía aquel extraño hombre, algunos especulaban que había venido de Salvia, lugar perteneciente al Distrito de Lagunas y otros decían que era de un lugar llamado Pedregal de Pacaipampa, pero lo cierto es que nadie logró determinar a ciencia cierta el lugar de procedencia de éste forastero. Este hombre era muy trabajador, pero mantenía una mirada triste y penetrante. Él vivía con sus cinco hijos, cuatro hombres y una mujer, cuyas edades oscilaban entre los 16 y 11 años, la menor de la familia era una niña muy bonita, fina y delicada, mientras que la esposa del misterioso forastero era una mujer de finas facciones, muy buena, trabajadora y comprensiva. Este misterioso forastero vivía en una casa de campo la cual tenía una huerta pequeña de media hectárea, en la cual solamente tenía plantaciones de guineo, no siendo suficiente para mantener y alimentar a su familia. Un día este forastero muy preocupado tubo noticias que en la loma de Chupicarume vivía un “curioso” que adivinaba la suerte. Sin perdida de tiempo este señor se fue a aquel lugar y efectivamente encontró al adivino el cual, después de dialogar mucho, éste le dijo: ¡Querido amigo Natividad Retete Quispe te voy a decir dos adagios: ¡Cuando Dios quiere a la casa a de llegar! y ¡Lo del agua al agua!
El forastero confundido sin pedir explicación alguna se fue de regreso a su casa, pero cuando volvió a su hogar, sus vecinos terminaron por confundirlo aún más, al mirar con malos ojos los viajes que hacía, para ellos era un mal comportamiento dejar sola a su familia por mucho tiempo.
Natividad, aburrido de la situación decidió un buen día alejarse de Japaz abandonando todo y salió a buscar mejor suerte en otros lares. Y es así como llego a Chililique, lugar ubicado entre los linderos de Chulucanas y Frías, donde se dedicó a ser peón de una chacra en la que le pagaban algo que servía para mantener a su familia, pero a su mente siempre llegaba el recuerdo de aquellas palabras que le había dicho el adivino de Chupicarume.
Días de trabajo fuerte, no doblegaban ni amilanaban a Natividad. En una tarde de faena incansable, la suerte le llega a aquel desdichado hombre, cuando en una esquina de la chacra al dar un lampazo en unas malas hierbas, se levanta un guijarro dejándolo ver claramente la tapa de una olla de barro, la que al destaparla estaba llena de monedas de oro y joyas preciosas .
Los demás peones que estaban un poco lejos miraban atentos a Natividad el cual demostraba nerviosismo , este hombre astutamente urdió una mentira y expresó que en ese lugar habían muchas avispas alrededor de una colmena al tiempo que se retiraba tapándose la cabeza con los brazos en señal de protección, visto esto la peonada no se atrevió a acercarse. Natividad, en compañía de sus hijos varones, esperó y aprovechó la noche para recoger el tesoro encontrado. Con el producto de su hallazgo compró una linda casa con chacra incluida la cual tenía mucha agua, la otra mitad del tesoro lo guardó en secreto para usarlo cuando esté anciano En su recuerdo volvían los presagios del Mítico Chupicarume, así de esta manera comprobó que se había cumplido el primer adagio cambiando su suerte por completo, como lo dijo el adivino.
Paso el tiempo y los hijos varones se marcharon formando nuevas familias, quedando en casa solo la hija mujer, la cual se enamoró y se casó, pero siguió viviendo en la casa de su padre. Un día de aquellos, el yerno de natividad llegó a ubicar el resto del tesoro, se lo robó, lo malgastó en vicios y en cosas vanas, quedando después de un corto tiempo nuestro amigo Natividad en la miseria, cumpliéndole Allí el segundo adagio. ¡Lo del agua al agua!

1 comentario:

  1. Muchas Gracias Profesor, nos ha dado una gran idea para trabajar con nuestros estudiantes en Huarmaca... saludos

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